“Teresa de Jesús, amiga de Dios y de una nueva forma de relacionarnos”

Por Nancy del Socorro Olaya Monsalve

Querría dar voces y disputar, con ser la que soy” (CE 37,2)

En general, las mujeres hemos sido educadas para aceptar la opresión y el abuso. Por fortuna y cada vez más, muchas de nosotras podemos hacer memoria de cuándo y cómo rompimos el silencio. Teresa de Jesús experimentó (como nosotras), el contraste entre el sufrimiento que genera el sexismo patriarcal y la conciencia de la propia dignidad; y lo más asombroso, se implicó en la  búsqueda tanto en la acción como en el discurso, de formas alternativas de espiritualidad y relacionalidad. La renuncia a la inteligencia no tuvo lugar en su ideal de vida religiosa, usó su capacidad intelectual para hacer inteligible su conducta y su proyecto. Iré señalando y comentando algunos textos en los que encuentro estas dinámicas y que además, resuenan en mi propia experiencia.

No hacer caso de los inconvenientes que el demonio pone para comenzar” (Título del Capítulo 35)

Teresa participa de la demonología de su tiempo, aunque con importantes disidencias. Ella rechaza el ancestral mito que representa a las mujeres como víctimas, aliadas o encarnación del demonio. Con inteligencia y buen juicio enfoca la mirada hacia otros: “Quien os dijere que éste es peligro, tenedle a él por el mismo peligro y huid de él… camino de oración camino de peligro, nunca Dios tal quiera. El demonio parece ha inventado poner estos miedos, y así ha sido mañoso a hacer caer a alguno que llevaba este camino” (CE 36,3). Y hace ver que en estos otros (varones e instituciones de varones) el demonio actúa. Nos encontramos pues, con una mujer espiritual y profeta que denuncia interpretaciones teológicas peligrosas y opresivas; estos otros, pueden ser instrumentos perversos al servicio del Diablo.

 

Esta demonología es eficaz, pues genera miedo[1]; las mujeres temen no encajar en el molde y por ello no ser aceptadas por los varones, ni reconocidas por las mujeres. Pero sobre todo, temen profundamente verse separadas de Dios o abandonadas por Él: “No os espantéis, hijas, que es camino real para el cielo… Importa mucho y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar… venga lo que viniere… murmure quien murmurare; como muchas veces acaece con decir: «hay peligros», «fulana por aquí se perdió», «no es para mujeres, que les vienen ilusiones», «mejor será que hilen», «no ha menester esas delicadeces», «basta el Paternóster y Avemaría.” (CE 35,1-2). Teresa deconstruye una teoría que mantiene la alienación de las mujeres. Poco a poco su miedo se va transformando en libertad: “Se me quitaron todos los miedos que solía tener, hasta hoy… antes me parecía ellos me le habían a mí. Quedóme un señorío contra ellos, bien dado del Señor de todos, que no se me da más de ellos que de moscas” (Vida 25,20).

  

En los textos percibo claramente que la Santa se distancia de la teología judeo-cristiana que elaboró una imagen diabólica de la mujer a partir del mito de la caída; y que presenta conscientemente, una imagen femenina deseosa de inteligencia, conocimiento y discernimiento, llamada a comer del árbol del conocer el bien y el mal, a fin de poder adquirir palabra propia y hacer posible un espacio interhumano para la convivencia de varones y mujeres como iguales: “No hallo yo cosa con qué comparar la gran hermosura de un alma (mujer-varón) y la gran capacidad” (Moradas 1,1). Las mujeres somos radicalmente buenas. Nuestra bondad descansa en el misterio absoluto, fuente y bendición de todo lo que es femenino y masculino.

“Él mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza” (Moradas 1,1)

Teresa de Jesús, mujer espiritual, adopta una  postura clara y crítica frente al tema de vida espiritual, particularmente de la oración mental y la contemplación. Pero a la vez, se la percibe conciliadora, amorosa y sin resentimiento, aun cuando sus opciones la colocan en el ojo del huracán: “Comenzó la murmuración y persecución de golpe, y - a mi parecer - con mucha causa; y así no tomaba con nadie enemistad, sino suplicábaos a Vos miraseis la razón que tenían. Decían que me quería hacer santa y que inventaba novedades… Así que sin culpa suya me culpaban; no digo eran sólo monjas, sino otras personas; descubríanme verdades, porque lo permitíais Vos” (Vida 19,8).

  

En todas las épocas las mujeres hemos desempeñado el papel de guardianas del orden patriarcal dentro de las instituciones, incluso hemos llegado a considerar como benévolos y plausibles medios ilícitos de obediencia, control y abuso. También aquí toma distancia: “En casa de una priora amiga de penitencia… por aquí llevaba a todas. Acaecíales darse (disciplina) de una vez todo el convento siete salmos penitenciales, con oraciones... Así si la priora se embebe en oración, allí tiene todo el convento, cuando sería mejor que se fuesen a dormir… Esto de la mortificación importa muy mucho… adviertan en ello las preladas, que es cosa muy importante la discreción y conocer los talentos” (Fundaciones 18,7) [2]. Teresa exhorta a las preladas a tratar a sus hermanas como personas, individuas y racionales. Desde su experiencia, sabe que la conversión incluye el cambio de mentalidad, es decir, de conversión intelectual: “Parecerles que para esto no es menester entendimiento, y engáñanse; que los habrá que primero que vengan a entender la perfección, y aun el espíritu de nuestra Regla, pase harto, y quizá serán éstas después las más santas” (Fundaciones 18,8).

 

Ahora bien, la Santa pone en evidencia que el discurso universal sobre la igualdad de los seres humanos es rebatido específicamente desde la desigualdad histórica y cultural. Ella sabe de las luchas internas y externas para vivir como humana en una sociedad en la que los varones tienen la última palabra; y encuentra en la escritura un medio para vencer el miedo, lo irracional y opresivo: “Ningún caso hagáis de los miedos que os pusieren ni de los peligros que os pintaren. ¡Donosa cosa es que quiera yo ir por un camino… sin peligros, y a ganar un gran tesoro!... -dice el Señor que lo ganan los esforzados-… ¿qué peligros? ¡Oh hijas mías!, que muchos más sin comparación, sino que no los entienden hasta dar de ojos en el verdadero peligro, cuando no hay quien les dé la mano por ventura, y pierden del todo el agua sin beber poca ni mucha ni de charco ni de arroyo” (CE 36,5)[3]. Claramente reivindica el derecho de la mujer a la práctica espiritual plena: Mujeres y varones, son creaturas de Dios y hechas para la relación íntima con Él, ‘no existe ninguna razón teológica o antropológica que fundamente la exclusión de genios virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres (Cfr. CE 4, 1).

 “He visto claro que por esta puerta hemos de entrar” (Vida 22,6)

Finalmente termino afirmando que Teresa de Jesús es una apasionada del JESÚS HISTÓRICO. Para ella no es un tema entre otros ni es una simple curiosidad intelectual. En sentido literal, es el fundamento de su vida espiritual: “Así que vuestra merced, señor, no quiera otro camino, aunque esté en la cumbre de contemplación. Por aquí va seguro. Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes; Él lo enseñará. Mirando su vida, es el mejor dechado” (Vida 22:7). Teresa enseña una espiritualidad contrastada con la vida de Jesús de Nazareth y así evitar graves deformaciones[4]. Esta situación no nos es ajena; hoy es preocupante y lamentable la confusión que generan tantas obras culturales en las que se nos presenta un Jesús fantástico, irreal, extraterrestre, de ciencia ficción, celeste. El Jesús de Teresa es humano, encarnado.

 

Por eso procuró para sí y para sus hermanas, el trato con personas con buena formación teológica: “No digo que no traten con letrados, porque espíritu que no vaya comenzado en verdad, yo más le querría sin oración, y es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz, y llegados a verdades de la Sagrada Escritura, hacemos lo que debemos. De devociones a bobas nos libre Dios” (Vida 13:16)[5]. Con Teresa, damos lugar al estudio y al conocimiento, en intrínseca combinación con el deseo, la voluntad y por supuesto, el AMOR.

“Pues quiero concluir con esto, que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes” (Vida 22,14)

 


[1]     La cita famosa: “No entiendo estos miedos: ¡demonio!, ¡demonio!, a donde podemos decir: ¡Dios!, ¡Dios!, y hacerle temblar. Sí, que ya sabemos que no se puede menear si el Señor no lo permite… tengo ya más miedo a los que tan grande le tienen al demonio que a él mismo; porque él no me puede hacer nada, y estotros, en especial si son confesores, inquietan mucho”(Vida 25,22)

[2]     En otro lugar: “Hay diferentes talentos y virtudes en las preladas: La que está muy mortificada, parécele fácil cualquiera cosa que mande para doblar la voluntad... Más las preladas han de mirar que no las ponen allí para que escojan el camino a su gusto… y considerar que esto de mortificación no es de obligación... vayan ayudando a cada una, según el talento les da Dios de entendimiento y el espíritu” (Fundaciones 18,6.8).

[3]     Insiste: “Todos caminamos para esta fuente, aunque de diferentes maneras. Pues creedme vosotras y no os engañe nadie en mostraros otro camino sino el de la oración” (CE 36,6).

[4]     En otra parte: “Cuando Dios quiere suspender todas las potencias… se quita esta presencia… Dichosa tal pérdida, que es para gozar más de lo que nos parece se pierde; porque entonces se emplea el alma toda en amar a quien el entendimiento ha trabajado [en] conocer, y ama lo que no comprendió y goza de lo que no pudiera tan bien gozar... Más que nosotros de maña y con cuidado nos acostumbremos a no procurar con todas nuestras fuerzas traer delante siempre esta sacratísima Humanidad, no me parece bien. Es gran cosa, mientras vivimos y somos humanos, traerle humano... Esta motita de poca humildad… para querer aprovechar en la contemplación hace mucho daño (Vida 22:9)

[5]     “Tengo para mí que persona de oración que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con ilusiones; porque creo temen en gran manera las letras humildes y virtuosas (Vida 13:18).

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Comentarios: 8
  • #1

    Claudia G (lunes, 25 noviembre 2013 19:11)

    La oración es ante todo una relación con Alguien y sus "efectos" se verifican en las relaciones de la persona consigo misma, con los otros/as, con las cosas de la vida. Es bonito como Teresa de Jesús enseña a través de sus escritos diferentes modos y estrategias de cuidar estas relaciones, para a su vez, madurar en la que para ella (y para nos creyentes) es la principal. En esta constitución de relaciones de los seres humanos hay una que es bastante desequilibrada en diferentes maneras y es la de varones y mujeres, con devastadores efectos para el desarrollo e inclusive la supervivencia de las mujeres. Me gusta que aquí en tu reflexión se abre con Teresa de Jesús este debate, que no es secundario, por el contrario es en los tiempos de ahora una necesidad imperativa. Gracias por el aporte.

  • #2

    Miguel Angel Aguilar Arreola (lunes, 25 noviembre 2013 21:42)

    Teresa de Jesús no deja de sorprender, el leerla, explorar su vida y ver su obra es enfrentarse siempre a algo nuevo, algo que confronta y nos hace replantearnos realidades. Se ha dicho de Teresa que es la mas santa de las mujeres y la más mujer de las santas, sin duda se debe a su vivir como hija de su tiempo y el descubrir (aceptar) su humanidad mirándose en la humanidad de Cristo, este configurarse en el Cristo liberador del Evangelio es sin duda lo que la hace tan rompedora y confrontante.

    La personalidad de esta mujer es en extremo empática y amigable lo que la lleva a construir puentes de amistad con varios personajes muy importantes de su época, los cuales la admiran y la apoyan.
    Estas cualidades también potencializan su modo de orar y de relacionarse con Dios, abriéndose a la misión apostólica y la vida comunitaria, incluso para ella la oración es una relación de amistad: “que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.” (V.8,5)


    Teresa conoce perfectamente como ganarse el cariño de la gente, especialmente de varones importantes pues sabe como abordarlos desde su vanidad masculina. No pretende una lucha de poder entre sexos, si no la unidad y la complementariedad entre estos, para establecer un sistema mas justo y pacifico donde los dos tengan las mismas oportunidades

    Es esta misma personalidad la que atrae mujeres y hombres valientes y decididos, no solo en esa España del Siglo XVI, sino a lo largo y ancho del globo así como en el correr de los siglos. Mujeres y hombres que habitarán conventos, darán voces en las plazas, vivirán al máximo su vida y sabrán como su inspiradora ganarse amistades .


    Teresa conoce que el supremo ideal de la amistad no consiste en la ausencia de sacrificios, al contrario, el ideal consiste que viviendo esos sacrificios se logre la perfecta unión de corazones, como lo logro el Amigo Verdadero. He aquí este aspecto humano de Teresa que es característica de la vida de todxs lxs que nos sentimos hijxs de la mística abulense: “Aquí todas se han de ser amigas, todas se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar.” (CE. 6,4)

  • #3

    Nancy del Socorro Olaya Monsalve (martes, 26 noviembre 2013 07:54)

    Hola Claudi!!! Gracias por tu comentario. Resueno contigo y con aquello que dices que la relación inequitativa e inhumana entre varones y mujeres no es un tema secundario. No lo fue para Teresa y ella sabe que tampoco lo es para la Iglesia!!!

  • #4

    Nancy del Socorro Olaya Monsalve (martes, 26 noviembre 2013 08:16)

    Miguel Angel, agradezco tu comentario. Elegiste un tema muy lindo para comentar a partir de mi escrito: la amistad!!! Estuve muy tentada a tocarlo y me alegro que tu lo destaques.

  • #5

    María José Pérez (martes, 26 noviembre 2013 11:32)

    Gracias, Nancy, por tu hermoso artículo, que nos recuerda la importante conciencia de ser mujer que tenía Teresa, y de su dignidad humana, muchas veces pisoteada por los varones “hijos de Adán”. Esta conciencia pienso que la transmitía también a sus hermanas. Recordemos el caso de María de san José o Ana de Jesús.
    Ella empieza su libro de las Moradas, precisamente diciendo: «Mejor se entienden el lenguaje unas mujeres de otras» (M Pról. 4). Quizá esa conciencia le venga, por un lado, de su inteligencia, y por otro, de su amor por la lectura. No en vano,
    «La mujer que lee en silencio establece con el libro un vínculo que se sustrae al control de la sociedad y de su entorno inmediato. Conquista un espacio de libertad al que solo ella tiene acceso y gana, al mismo tiempo, un sentimiento de independencia y de autoestima. También comienza a forjarse su propia imagen del mundo, que no coincide necesariamente con la de la tradición ni con las concepciones masculinas dominantes» (Stefan Bollmann, “Las mujeres que leen son peligrosas”).
    Me gusta especialmente el énfasis que ella pone (y que recoges en tu artículo) en la gran hermosura y capacidad de la mujer y el varón simplemente por el hecho de ser imágenes de Dios. En ese sentido, el libro del Castillo interior es “contracultural”. Como bien afirmas, ella estaba convencida de que también la mujer, como el varón, estaba llamada a penetrar en aquella séptima morada y alcanzar, junto a la unión amorosa con su Dios, una plenitud humana y espiritual que la sociedad pretendía negarle. Pero, además, esa hermosura y dignidad que ella descubre en el alma no eran atributos exclusivos de una determinada casta, clase o raza. Las poseían también los indios del Nuevo Mundo recién descubierto, o los descendientes de judíos conversos, socialmente relegados como inferiores o impuros en la España del siglo de Oro.
    Gracias, de nuevo, Nancy. Sigamos acercándonos a la fuente viva de la palabra teresiana, y que despierte nuestra conciencia, tantas veces adormecida.

  • #6

    Nancy del Socorro Olaya Monsalve (martes, 26 noviembre 2013 16:21)

    Que lindo comentario María José!!! Mil gracias!!! Me encanta el que nos recuerdes la importancia de la lectura, de los libros en el despertar femenino. Todas lo hemos vivido. Teresa lo vivió y por eso lo defiende como nadie.

    Recuerdo ahora, esas palabras de Teresa sobre los indios: "En forma me parece he de tener alivio con tener a vuestra merced acá, que son tan poco las cosas que me le dan de toda la tierra, que por ventura quiere nuestro Señor tenga ése, y que nos juntemos entrambos para procurar más su honra y gloria y algún provecho de las almas; que esto es lo que mucho me lastima, ver tantas perdidas, y esos indios no me cuestan poco. El Señor los dé luz, que acá y allá hay harta desventura; que, como ando en tantas partes y me hablan muchas personas, no sé muchas veces qué decir, sino que somos peores que bestias, pues no entendemos la gran dignidad de nuestra alma, y cómo la apocamos con cosas tan apocadas como son las de la tierra. Denos el Señor luz" (Cartas...................CARTAS 24:13)

  • #7

    Olga Luz Sánchez (martes, 03 diciembre 2013 15:37)

    Hace unos días me hacía la pregunta, sobre cuál era realmente la razón de mi admiración y mi inquietud por la vida de Teresa de Jesús, y me “saltaron” varias respuestas:

    Admiración, por la forma y la fuerza como ella sentía a Jesús; como un Jesús cercano, instalado en su corazón!!!...
    Como bien tú lo describes, “UN JESÚS HUMANO, ENCARNADO”.

    Admiración, porque fue una persona convencida de la necesidad y el valor de formarse, de mejorar, de aprender…
    En palabras tuyas, ”CON TERESA, DAMOS LUGAR AL ESTUDIO Y AL CONOCIMIENTO, EN INTRÍNSECA COMBINACIÓN CON EL DESEO, LA VOLUNTAD Y POR SUPUESTO, EL AMOR”
    “LA SANTA, PRESENTA CONSCIENTEMENTE, UNA IMAGEN FEMENINA DESEOSA DE INTELIGENCIA, CONOCIMIENTO Y DISCERNIMIENTO, LLAMADA A COMER DEL ÁRBOL DEL CONOCER EL BIEN Y EL MAL, A FIN DE PODER ADQUIRIR PALABRA PROPIA…”

    Esto me conecta, con lo que para mí, fue otra de las mayores cualidades de Teresa: Su empeño por defender, incluso a costa de ser criticada y vetada, la igualdad de géneros. Y eso lo demostró con su propia vida, con la fuerza y la capacidad de lucha, con la fortaleza de cuerpo y de alma, para enfrentar las adversidades y para hacer valer sus ideas y aterrizar sus sueños, igual que cualquier varón de su época!!!
    “MUJERES Y VARONES, SON CREATURAS DE DIOS”… Por lo tanto, procurar, posibilitar, UN ESPACIO INTERHUMANO PARA LA CONVIVENCIA DE VARONES Y MUJERES COMO IGUALES”…

  • #8

    Nancy del Socorro Olaya Monsalve (martes, 03 diciembre 2013 15:51)

    Olga Luz!!! Me encantó tu comentario!!! Y me pasó igual que a ti... la causa y los motivos de mi admiración, amor y conexión con Santa Teresa aún los estoy descubriendo.

    Ella me enseño a conocerle y amarle!!! Pero también a conocerme y amarme!!! A creer en mi y a buscar mis sueños de mujer, hija de Dios, en igualdad de dignidad.

    Gracias por compartir!!!